Hoy hemos jugado a pintar, hemos salido al patio, pegado los papeles en la pared y cargado los pinceles de ideas y sueños. Hemos contado con la maravillosa asistencia de algunos alumnos de quinto y con Noemí, la mamá de Noah, que han entendido que la primera condición de nuestro juego es que nadie puede juzgar lo que pintamos y que su función era facilitar que el material estuviera preparado durante el juego.
Esta experiencia es liberadora pues durante este tiempo no han existido los aprobados ni los suspensos. Eso no cabe dentro de este ni de ningún juego.
Aquí lo explican mejor